sábado, 28 de julio de 2012

Cuando le dijeron que se quedara con su mundo, miró fijamente su copa, la contempló un par de minutos, encendió un cigarrillo, se observó en el reflejo que nació tras la fuente de agua que no paraba de caer de sus putos ojos, puso de fondo la canción más triste de todas, acercó la copa a sus labios, la abrazó y -luego de un incesante lamento- le dijo: "mi mundo... un poco vino... una mierda igual que yo". Salud!

Por un pasado que lloró... y que llora...



Interludio Musical: Balada de la trompeta, de la película "Sin un adiós", 1971

viernes, 27 de julio de 2012



Interludio musical: El breve espacio, Pablo Milanés

jueves, 26 de julio de 2012



Interludio musical: Mariposas, Silvio Rodríguez

martes, 24 de julio de 2012

Querida Fedora: he seguido tus pasos como quién sigue durante años las pistas para encontrar un gran tesoro. He recorrido tus días, tus noches, tus sueños; cada una de tus sonrisas, de tus lágrimas y de tus delirios. Te he visto caminar en el cielo y arrastrar en el infierno. He observado tus miedos como quién contempla las estrellas en una noche despejada. He aprendido a conocer tus signos, tus gestos, tus verdades, tus mentiras y -en honor a mi noble corazón- debo confesar todo aquello que he desnudado en ti. Fedora, te puedes vestir de dama, disfrazar de niña, jugar a ser dulce, interpretar a un poeta e incluso te puedes sentar a escribir estas líneas, pensando -tal vez- que lo haces bien, que tienes al menos un don o talento en lo que a veces te atreves a llamar "vida"... pero no eres esa dama, no eres esa mujer, no eres esa dulzura, no eres esa sonrisa, no eres lo que dices, lo que quieres, lo que sueñas, lo que pintas ni lo que escribes. Eres lo que sientes, lo que lloras, lo que no te perdonas, lo que te cuestionas, lo que lamentas. Eres la peor de las verdades... esa que siente tanto como a quién le acaban de arrancar los ojos, pero aún así dice tener una gran mirada. Cuando recuperes tus sueños, cuando camines en la verdad, cuando tires al tacho de la basura las cientos de máscaras que te acompañan... será tarde. Tan tarde que nunca podrás ser tú, tan tarde que ese amanecer que tanto anhelas... ese "alba" que tanto quieres, ese "alba" que ves en cada esquina... esa luz ya no querrá iluminarte, porque el alba también se cansa y se convierte en oscuridad. ¿Qué pretendes, mi querida Fedora?