miércoles, 15 de octubre de 2008

HASTA SIEMPRE... mi querido espejo...

De pronto me miré en el espejo y me reconocí borrosa, triste, perdida... quise romper esa imagen perturbadora y encontrarme con la sonrisa hipócrita con la que últimamente suelo caminar.
Luché contra ese reflejo, pero al parecer era de muy buen material...
Fui en busca de un paño húmedo y comencé a limpiarlo con el único objeto de verme reluciente... pero no.
Luego de un buen rato decidí tirarlo por la ventana (fue una sensación increíble y a la vez angustiante... sabía que algo a posteriori se trasformaría).
Pese a ello amé escuchar esa especie de explosión y verlo caer hasta convertirse(ME) en pedazos.
Observé durante unos minutos el desastre... bajé y junté cada trozo de manera muy meticulosa... logré reconstruirlo (tardé bastante porque un trocito de mi (yo) espejo ya no estaba y esa parte era aquella donde más me gustaba mirarme).
Al volver a observarme entendí que era necesario que aquel espejo dejará de estar colgado en mi pared preferida... y que aquel trocito extraviado debía desaparecer porque me hacía mirar un reflejo falso, una realidad que por más que la añore no existe... comprendí que cuando un espejo (o un pedacito de él) no quiere que lo observes, es mejor romperlo... aunque uno también se rompa.
Creo que ya no quiero más espejos... porque sé que lloraré por el que ya no tengo...