lunes, 30 de mayo de 2011

Gracias

Siempre estuviste presente cuando te necesité. Me abrazaste cuando estuve sola, me dijiste que sin confianza no podría avanzar, me enseñaste que cuando uno quiere lograr algo debe esforzarse, me alentaste cuando sentí que todo se derrumbaba, me dijiste que tenía que creer en algo. Me hablaste de fe y de fuerza, de perserverancia y amor.
Me enseñaste que la familia es lo más lindo que existe, y con tu ejemplo entendí que gracias a ella estoy donde estoy y he logrado pequeñas, pero grandes cosas.
Guardaste mis secretos, fuiste mi confidente.
Te alegraste con mis sonrisas y te preocupaste con mis angustias.
Cuando pequeña llenaste mi mundo de cariño, me cobijaste con cada palabra y me entregaste sabios consejos.
Ha pasado el tiempo y el reloj de pronto parece detenerse... pero no, todo avanza, las horas son cruciales y los diagnósticos también.
Es el momento de darte las gracias, de tomarte la mano, mirarte a los ojos y decirte cuán importante eres en mi vida.
Sé que falta poco, sé que la ley de la vida nos separará por un rato, pero también sé que siempre estarás cuidando y guiando mis pasos... como siempre lo has hecho.
Gracias por estar conmigo, gracias por escuchar atentamente mis historias y por darme la bella oportunidad de escuchar las tuyas.
Gracias por dejar tantas huellas hermosas en mi vida.
Gracias, simplemente gracias.