sábado, 7 de junio de 2008

PERDIDA

Caminé un par de horas y dibujé tumbas en el aire; descansé en un paradero como si esperase a alguien... nada pasó, sólo una lágrima y un ramillete de angustia.
Si no hubiese sido por el viento, tal vez aún estaría ahí; inmóvil en aquel lugar...
La gente pasaba y se sentaba a mi lado, develaban sus más íntimos secretos como si yo no pudiese escuchar... todos corrieron en busca de la maldita micro que tardó tanto en pasar... no me subí... creo que ni siquiera había pensado en hacerlo.
Volví a caminar, supuestamente con un rumbo claro. Pensé y me critiqué tanto que opté por dejar de hacerlo... comencé a contar cada uno de mis pasos... estaba concentrada; seguí mi incierto camino (él que hasta ayer, era MI camino)...
Creo que iba en el paso 34 o 43 cuando un bocinazo arrunió mi juego, me puso histérica y nuevamente quedé inmóvil por un rato.
Llegué hasta aquí... estaba temblando, tenía miedo...
Tantas cosas pasaban por mi estúpida mente que ya ni siquiera me acuerdo; abrí la puerta (me tardé en dar vuelta la llave), no quería ver... entré, no vi nada ni a nadie.
De pronto recordé que era el sexto día del sexto mes... y quise vivir en un sexto piso para desaparecer en seis pedazos... tal cual como tú me lo deseaste...